Virginia Santos y su marido Hugo Colace recorrieron el mundo y vivieron en diferentes países como Inglaterra, Francia y México. En esos lugares, el sistema es muy usado, pero ¿qué es esto? Simplemente pasar con el auto y llevarse el café andando. Así lo define su dueña, quien asegura que "si bien el café es buenísimo, la respuesta de la gente es impresionante y las consultas de si éramos una licencia de afuera o una franquicia exterior, nos superó".
Como muchos negocios que ya están firmemente instalados, Coffee Drive también surgió como un sueño de dos personas que nada tenían que ver con el rubro gastronómico. Sin embargo, con iniciativa, imaginación e inteligencia lograron lo que hoy ya piden replicar en otros países. "Yo estudié Producción de Cine y Televisión. Mi marido es jugador de fútbol y cuando se tenía que ir a Inglaterra a jugar, hice una pausa con mi carrera y me fui con él. Sinceramente, nosotros siempre fuimos más materos que cafeteros, pero el café termina siendo una necesidad y en invierno aún más. Por eso nos encantaba ese sistema de no bajarte del auto y llevarte el café. Allá está muy estandarizado, hay de todas las calidades. Después de ahí nos fuimos a México y a Francia y era igual, el mismo sistema. Entonces cuando volvimos acá y yo tenía que llevar a mi hija al colegio lo cual implicaba 25 minutos en auto, siempre nos planteábamos eso: qué bueno que estaría un local de ese estilo para los tramos largos. Y dijimos que cuando mi marido se retirara del fútbol íbamos a analizar esa posibilidad. Lamentablemente, sufrío una pequeña lesión que lo hizo parar 6 meses, entonces decidimos, empezamos a buscar lugar y encontramos este que es justo lo que queríamos. Después averiguamos diseño, arquitectura, cartelería", relata Virginia Santos.
Actualmente, el local tiene una carta para todos los gustos. Abarca "café espreso, de filtro que es el americano, cafés saborizados con vainilla, amaretti, avellanas, caramelos y después todo lo que es frappus y shakes, smoothies, milkshake y pastelería como muffins, coockies, waffles, bagels, croissants, ciabattas tostadas, brownie y pastafrola. Y para beber tenemos además gaseosas, aguas saborizadas, agua mineral", cuenta Virginia Santos.
Comenzaron muy a pulmón haciendo todo entre Virginia y Hugo, desde el diseño de la marca hasta lo que se ve hoy en día, pasando sí por arquitectos y algunos otros profesionales de diferentes rubros. "Nos costó un montón, fue todo a prueba y error y yo vendí mi casa para poner esto. Había una idea de instalar otro local, pero después surgió el tema de la franquicia con forma de contaneir o trailer", confiesa Virginia Santos.
Precisamente, a pesar de no haberse cumplido el año de su apertura, Virginia Santos y Hugo su marido ya piensan en franquiciar la marca. "Tenemos más de cuarenta solicitudes solo por mercado libre, porque un día lo puse para tantear el terreno. Una persona que tome nuestra franquicia en dos meses ya está trabajando y la verdad es que queremos que ellos ganen plata y que les funcione, porque también conozco algunas franquicias en las que solo trabajás para ellos y casi no te queda nada. Esa no es nuestra idea. Con lo que sí vamos a ser estrictos es con el cumplimiento del contrato, como cualquier franquicia, que se ajusta al manual de procedimiento. Y va a haber multas si no cumplen con determinadas cosas".
Con respecto a los pedidos de franquicias que comenzaron a llover sin que sus dueños lo imaginaran, Virginia Santos asegura que ya empezaron a hacer reuniones y "hay varios puntos para concretar, solo están sujetos a la habilitación. Están presentando propuestas de donde quieren instalarlo, hasta ahora la mayoría son de Capital Federal, tuvimos uno de Uruguay, otro de Villa María en Córdoba, otro en Ramos Mejía y en Nordelta. Hoy la base para poner una franquicia es de 350 000 pesos, lista para trabajar. El stock de mercadería lo damos nosotros para los primeros diez días y en esos mismos días va un empleado nuestro para colaborar en la franquicia y aceitar el movimiento interno. Tampoco se puede proveer mucho stock porque es todo fresco. Yo solo les cobro el costo, no gano nada cuando ponen la franquicia; después sí se les cobra el canon mensual, el manejo y el uso de la marca".
Coffee Drive es un lugar para que se acerque toda la familia, sin embargo, Virginia Santos cuenta: "A veces la gente grande nos pide las tasas de porcelana, pero eso implica tener dónde poner todo lo sucio, lo limpio, lavarlo. Por eso elegimos el material que no cambia el sabor del café, a diferencia del telgopor que sí lo hace. Por eso es más difícil con la gente grande, pero después vienen de todas las edades; hay mucha gente que sale del colegio y viene acá, o personas que antes de ir a los consultorios de pediatras y dentistas, vienen con sus hijos. A la mañana hay cola de gente que quiere comprar su café para el desayuno". Profesionales Consultados: Virginia Santos, dueña de Café sobre ruedas
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