La zona conocida como Bajo San Isidro era, hasta comienzos de los noventa, una zona inundable por su cercanía al río. Pero desde su saneamiento, la zona ganó seguridad para quien quisiera asentarse. La zona atrajo, así, artistas y artesanos en busca de talleres y parejas jóvenes en busca de una vivienda o de un espacio que transformar en un local. De esta manera ambos rubros reciclaron las antiguas casas del Bajo transformándolas en talleres, viviendas, locales gastronómicos e incluso la combinación de todos ellos, transformando su casa en emprendimiento. A esta oferta más individual se suma también la de locales gastronómicos atraídos por las posibilidades de tener el río tan cerca y estar en una zona que hoy ya se ha consolidado como polo gastronómico de la zona Norte.
Al Bajo San Isidro llega el Tren de la Costa, que como su nombre lo indica, recorre la costa atravesando los municipios de la zona Norte: Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre, en paralelo al Río de la Plata. Puntualmente en la zona del Bajo San Isidro, las paradas que lo conectan son Barrancas y San Isidro. Esta zona abarba desde la calle Perú, a la altura de la estación de tren Barrancas, y se extiende por más de veinte calles hasta la calle España con el río como uno de sus límites naturales y más atractivo. Entre la calle Lasalle y el puerto, sobre la calle Primera Junta y en la calle Tiscornia se concentra la mayor oferta gastronómica, que hoy comprende restaurantes de autor pero también pizzerías y opciones de sushi además de bares y pubs. Esta oferta gastronómica se caracteriza por presentar restaurantes pequeños para pocos comensales y con un público mayormente residente de San Isidro. Una clave fundamental: los locales conservan la estética típica de las casonas de la zona. Un buen ejemplo de esta regla que se mantiene a lo largo de todos los emprendimientos surgidos en el área es Parajes de Alma, una casa en ruinas frente a la Catedral de San Isidro devenida hotel que conserva casi intactas las características originales de la mansión.
La expansión del barrio se da desde la calle Roque Saez Peña hacia Perú por El Cano y si bien el eje comercial principal de la zona es el gastronómico, poco a poco este crecimiento se expande también a multiespacios destinados a rubros secundarios como los muebles y la decoración. El segundo lugar en importancia después de la gastronomía lo ocupa el rubro náutica, con presencia de locales de venta de accesorios y reparación.
Un atractivo adicional es el de los numerosos talleres de artistas y diversos artesanos que suelen abrir sus espacios para los visitantes de la zona. Una zona muy transitada, buscada y elegida por el residente de San Isidro en primer lugar, para el habitante de zona Norte también y cada vez más para turistas.
El crecimiento del Bajo San Isidro es evidente, donde la planificación de la Municipalidad de San Isidro ha logrado que tanto lo comercial como lo residencial convivan en armonía. Profesionales Consultados: Gobierno de San Isidro
L JRamos – Brokers Inmobiliarios
|